Rufino Arrola - Bizkaiko Musika Mitoak

Rufino Arrola Ibergarai nació el 29 de mayo de 1909 en el caserío Atauneta de Lemoiz, en los terrenos donde años después se construiría la Central de Lemoniz. Con solo 5 años, la familia se trasladó al caserío Goikomendi, en el alto de Andrakas.

Ayudaba en las labores del caserío cuidando las ovejas, cuando, con 9 años, tuvo su primer contacto con el acordeón que dejó en casa un tío suyo que emigró a Buenos Aires. A la edad de 13 años tuvo su primera actuación en el barrio de Geldos (Zamudio), y al año siguiente consiguió su primera plaza en Lezama, junto con el panderetero Karlos Matxain.

Kepa Arrizabalaga y Rufino Arrola en el Campeonato de Trikitixa de Euskal Herria de 1980 en Donostia.

Eusebio Roura “Eusebito”, Kepa Arrizabalaga, Rufino Arrola y Euken Arrola

Se le conocía en el mundo de la trikitixa como “el herrero de Andrakas”, ya que, una vez aprendido el oficio, instaló su herrería en el cruce de Andrakas, donde construyó la que sería su casa. Con el tiempo, también montó un bar en los bajos de su casa.

A los 26 años se casó con Emeteria Makuriaga, con quien tuvo 13 hijos.

El oficio de herrero hizo que dejara la trikitixa de lado desde los 18 hasta los 58 años, cuando, sin decir nada a nadie, decidió ir a Donostia a comprar un acordeón por 5.500 pesetas.

A partir de entonces, comenzó una imparable carrera como trikitilari, que, junto con el pandero de Txetxu Urrutia, Kepa Arrizabalaga o Eusebio Roura “Eusebito”, lo llevó por toda la geografía de Euskal Herria.

Entre sus principales logros se encuentran el campeonato de Trikitixa de Bizkaia de 1973, junto con Kepa Arrizabalaga (en la edición de 1972 ya había ganado el premio a mejor acordeonista), y cuarto en el Campeonato de Euskal Herria de Trikitixa en 1980, así como la grabación de varios discos. El más famoso de ellos, Bizkaiko Trikitilariak (1979), fue grabado junto a Luis Bilbao y Kepa Arrizabalaga en Donostia, en una sola toma y sin ningún tipo de corte ni repetición.

Falleció en febrero de 1996, tras haber sido homenajeado un mes antes en Mungia.

A los 14 años, consiguió su primera plaza en Lezama, por la cual cobraba 5 pesetas. No obstante, de vuelta a casa, iban parando en las tabernas que encontraban en el camino, donde ganaban bastante más dinero que el que les pagaban por la plaza. Teniendo en cuenta que su medio de transporte era la bicicleta, todavía le quedaba subir las cuestas de Artebakarra y Andraka con el acordeón al hombro para acabar la jornada.